Jovita en libertad

En los ojos color miel de Jovita volvió a brillar la luz. Después de casi un año en la cárcel, acusada de complicidad en la muerte de su bebé por parte de su esposo, el miércoles salió del penal de Tlacolula. 

 

Brillan de alegría, pero también hay aún lágrimas. Le duele la pérdida de su hijo; la forma en que fue asesinado por su marido, Salvador Julián Gómez. Quizá por ello suelta: “Que se muera en la cárcel, ya no quiero saber más de él, que pague lo que le toca”.

 

Viernes 27. En el centro de la ciudad de Oaxaca está Jovita, recién liberada. Junto a sus padres que nunca se le despejaron; pareja de indígenas de Pensamiento Liberal Mexicano, comunidad perteneciente a San Miguel Peras, que literalmente abandonó su pueblo para apoyarla en todo. 

 

Ella luce limpia, pantalón de mezclilla, blusa color negro y tenis azules. Menudita, la sonrisa vuelve paulatinamente a su moreno rostro. 

 

CRUEL DESENLACE

 

“Estoy muy contenta, gracias a Dios y a todas las organizaciones que me ayudaron. Se siente horrible, es la pérdida de un ser humano al que yo quería mucho, y todavía encerrada más, fue una injusticia la cárcel”, dice, sentada en una jardinera del zócalo.

 

En el año 2012 se casó con Salvador, pero pocos días pasaron para que comenzara el martirio. La celaba, le impedía visitar a sus papás y hermanos. Cuando el marido se enteró que estaba embarazada, desconfió y la golpeaba; nunca la llevó al médico para sus revisiones periódicas.

 

El 17 de junio ella sintió que nacería su bebé. Ambos llegaron a la ciudad de Oaxaca y acudieron a la clínica “Betesda”, en la colonia Reforma.

 

Al día siguiente dio a luz al primogénito y por la tarde la dieron de alta. Ambos salieron caminando pero apenas en la calle, le quitó al hijo y comenzaron los reclamos. Así tomaron un taxi, donde él se sentó en la bolsa en que metió el cuerpo. Lo asfixió. Llegaron por las riberas del rìo Atoyac, donde arrojó el cadáver. Ella, amenazada, no pudo decir nada. 

 

Hábil, él inventó que le robaron al hijo; movilizó a las corporaciones policiacas; se decretó Alerta Ámber. Pero una semana después se descubrió el crimen. El 30 de junio fue detenido y consignado, cuando rendía su declaración. Por ella fueron a su comunidad, y la recluyeron en el penal femenil de Tanivet, Tlacolula.

 

FINAL ÓPTIMO

 

Tras un largo proceso, el apoyo de organizaciones sociales y de la Secretaría Privada de la Gubernatura, Jovita salió libre, el 25 de junio.

 

“En la cárcel quería salir, quería ver a mis papás cuando me decían que no podían ir, me sentía triste, muy sola. Gracias a unas amigas que tenía, me decían pues échale ganas, estamos contigo… hice varias cosas para distraerme, aprendí a hacer bolsas, tomé un curso de capacitación, pero nada aliviaba mi tristeza”, cuenta.

 

“Cuando la iba a visitar, se escondía de miedo, perdió el conocimiento, no podía reaccionar… fue difícil el año en la cárcel, no había dinero; había ocasiones en que me quedaba sin un peso, llevamos también una vida muy triste”, tercia su papá, Celedonio Martínez Ramírez.

 

Agrega que durante ese lapso abandonó prácticamente a sus otros tres hijos en el pueblo, se mudaron en la ciudad, donde pagan aún renta. 

 

“Es muy difícil, porque no hay trabajo, pero acá vamos a seguir, ahora voy a ver por mi otra hija que quiere estudiar, la vamos a ayudar. Al pueblo ya no regresamos”, agrega la mamá de Jovita, Gregoria García Cruz.

 

“La verdad yo pensaba que mi hija no la iba a recuperar, pensé que iba a encontrarla muerta; a mis otros hijos los abandoné en mi pueblo”, añade la mujer, en mandil.

 

“Ahorita siento contenta que mi hija que ya está con nosotros, siento mucho lo del bebé, mi nietecito, eso es lo que más me duele en mi corazón”, dice, mientras se le resbalan algunas lágrimas.

 

Aún con el dolor a cuestas por la muerte de su hijo, Jovita, de 21 años de edad, ahora quiere salir adelante.

 

–¿Qué vas a hacer?

 

–Voy a cuidar de mis papás, voy a tratar de estudiar y voy a buscar un trabajo para apoyarlos, ellos ya me ayudaron ahora me toca a mí.

 

–¿Qué va a pasar con el marido?

 

–Pues ese que se muera en la cárcel, no me interesa lo que pase con él, yo ya esto libre y él que pague lo que le toca.

 

Fuente: Noticias