En un acto democrático en 2010, el pueblo de Oaxaca pone fin a 81 años de gobiernos priistas, a través del voto por un cambio en el ejercicio de gobierno.
El apoyo popular que hizo posible el triunfo de Gabino Cue, tuvo la expectativa de que se realizara una verdadera transición, donde se pensaba que, sin lugar a duda, la justicia y el castigo a los crímenes cometidos por el régimen de Ulises Ruiz representaban un eje fundamental de dicho proceso.
Detrás de esta coyuntura electoral donde triunfa la oposición, está la suma de esfuerzos por la democratización y la justicia que se vienen impulsando en Oaxaca por lo menos, desde hace cuatro décadas. Este momento es una “acumulación de batallas libradas en diferentes planos”: indígena, civil, magisterial, popular, estudiantil y feminista.
A más de dos años del “gobierno del cambio” vemos con preocupación que la situación en Oaxaca no ha cambiado; por el contrario, en muchos sentidos se ha agudizado la problemática.
Dentro de las múltiples señales de no transformación, están:
- El no combate a la corrupción y a la impunidad de los funcionarios del sexenio anterior, siendo una de las principales demandas ciudadanas.
- Una preocupante inestabilidad política en diversos municipios y comunidades en el estado.
- La reactivación de conflictos agrarios añejos, alentados por intereses caciquiles, pero que a la par, se observan conflictos territoriales debido al impacto de los proyectos de inversión al desarrollo en el estado: proyectos mineros, parques eólicos, presas hidroeléctricas, infraestructura carretera, entre otros
- De manera contradictoria, el gobierno estatal ha adoptado el discurso de la defensa y promoción de los derechos humanos, al mismo tiempo que se observa cómo se reprimen a comunidades que defienden sus derechos territoriales, a jóvenes, mujeres y se criminaliza a las y los defensores, así como al movimiento social.
- Los diferentes grupos de poder enquistados en el gobierno, se disputan el control y la dirección política del mismo, con graves consecuencias para la sociedad oaxaqueña, ante la inoperancia de acciones gubernamentales.
- Pero también ante la falta de soluciones, se están alentando contradicciones sociales al interior de la propia ciudadanía, con el objeto de se den desencuentros y enfrentamientos y que son abonados con la intervención de algunos servidores públicos y algunos integrantes de los medios de comunicación, lo que puede derivar en consecuencias muy graves y en un fraccionamiento mayor de la sociedad oaxaqueña.