Una violinista, una poetisa, una sindicalista: tres mujeres activistas inspiradoras

En el marco de la jornada “16 reflejos de luz” este miércoles queremos ver más allá de nuestras narices. ¿Qué está o estaba pasando en otros lados del mundo, en otros contextos? ¿Qué podemos aprender de sus vidas? ¿Qué similitudes  o contrastes hay? 

Hoy presentamos a tres mujeres activistas, tres mujeres que inspiraron el mundo con su música, sus palabras y sus luchas sociales. Hoy  conmemoramos su vida y su lucha contra la injusticia hacia las mujeres.

 

 

 

Panna Czinka nació en 1711 en Gemer (Eslovaquia) en una familia de music@s. A los 15 años empezó su carrera de violinista, luego tocó el primer violín como única mujer dentro de una orquesta masculina. Fumaba el pífano y llevaba pantalones mientras tocaba en ceremonias romaníes, en la corte de aristócratas, hasta en eventos militares. Creó el nuevo género musical llamado “Verbunkos”, que, en pocas palabras, se podría definir como música que tiene la capacidad de poner en un éxtasis a su auditorio. Desde allí fue adaptada por much@s compositores famos@s y desde 1970 se realiza cada año un festival en Gemer, para conmemorar a Panna Czinka.

 

 

 

May Ayim (1960-1996) fue pedagoga, poetisa y activista afro-alemana, por su fama internacional y su amplio público pudo fomentar el debate sobre racismo y sexismo en el contexto alemán. En sus obras científicas, poéticas y autobiográficas analizó la relación entre el racismo cotidiano y el colonialismo continuo, de esta manera creó la base de una perspectiva post-colonial en el discurso académico en Alemania. Inspirada por Audre Lorde May Ayim publicó con otras mujeres del Movimiento de Mujeres Negras el libro “Farbe bekennen” (“Declarar color”). En Alemania, para conmemorar su gran aportación, se cambió en 2010 el nombre de una orilla de un río de Berlín: ahora se llama “May-Ayim-Ufer” (“Orilla de May Ayim”).may ayim_foto

 

 

 

 

 

 

Delia Zamudio nació en 1943 en Perú. Desde  muy niña Delia apoyaba a su mamá en el trabajo pero cuando cumplió 12 años aprendió a leer y escribir: su sueño. Fue a la escuela por las noches después del trabajo de sirvienta y no mucho después empezó a trabajar en una fábrica y se involucró en el sindicato, donde lucha en contra del acoso sexual en el trabajo y por los derechos de las madres. Gracias a su incansable compromiso político  se mejoraron las condiciones de trabajo en la fábrica. Su lucha por los derechos de trabajadores implicó a la vez su ida forzada de la misma, pero desde entonces Delia Zamudio no ha dejado de defender a mujeres trabajadoras. Hoy es una activista conocida y forma parte de diferentes organizaciones de mujeres.

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Fuente: http://www.edewa.info/aktivistinnen/